La noche se enfría oscureciendo la ciudad, yo me oscurezco a mí mismo mirando tu silueta, y me entristezco dejando que Nostalgia ocupe su lugar y Melancolía se contente con la pena de este hombre que se torna gris...

sábado, 14 de noviembre de 2009

Era Magia (cara B de "Y La Conocí...")‏

Nota: Antes lee "Y la conocí" que está más abajo.

Al otro día quedamos en vernos y salimos a juntarnos. Yo la esperé frente a la gran puerta de piedra, ella llegó una hora tarde, me incomodé, pero al ver su sonrisa de caramelo (entre disculpándose y aliviada de encontrarme allí) me olvidé del tiempo perdido y disfruté su compañía.

Paseamos, fuimos al parque y los niños jugaban mientras el crepúsculo nos sinceraba, y fuimos honestos, y contamos nuestras historias, las que explican porque estábamos solos. Dimos vueltas, cenamos, bebimos… disfrutamos.

Y así pasábamos varias noches, aliviando el cansancio, el conflicto y las penas. Saliendo, escapando de la realidad de nuestras solitarias vidas, porque nuestra realidad, cuando estábamos juntos no era real, era magia y esa magia crecía cuando bailábamos en nuestro trance, la catarsis.

Su aroma era lo etéreo, mi abrazo el inicio del ritual, sus besos la música, mi lengua seguía su compás, el corazón de ella mi nueva religión, mi corazón el cordero a sacrificar.

Y el fuego de la pasión creció y se consumió por su propio ardor. En sus ojos.

La madrugada, el tiempo de volver a casa, a nuestra realidad. La de ella un amor fallido. La mía ningún amor existente.

Nos tuvimos que despedir, pero un último beso frente a su puerta me indicó que estaríamos bien…

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